Tuesday, April 19, 2005

FOTOBLOGARIO 0014



La ola que borra nuestro paso - Foto: Tenebris




Amanecía entre las brumas.
El sol, tibio aún, acarició su cabello como si la mano de una antigua amante se tratara.
Había cumplido los sesenta no hacía ni una semana y, si debía reconocerlo, no le había sentado nada bien cruzar esa frontera; esa que, ahora lo sabía con absoluta certeza, habría de ser su última frontera.
Respiró, entre el griterío lacerante de las gaviotas y los vuelos cortos de una garceta, el aroma que hasta él traían en su cresta las olas; un aroma que, dentro de muy poco, inundaría sus pulmones.
Atrás quedaba la muerte, a manos de aquel conductor borracho y en mala hora nacido, de su esposa y de sus dos hijos, la difícil y nunca completa rehabilitación, la hipoteca de la que había transformado en su miserable casucha, el trabajo de mierda que había ahogado sus últimos veinte años entre papeles, pólizas, avales y protestos bancarios.
Respiró el frescor del aire hondo, muy hondo, una vez más, hasta casi dolerle en lo más profundo y, con paso resuelto sin dejar siquiera una nota, se adentró entre las olas.
¡Joder! -pensó para sus adentros- qué fría estaba aún el agua en primavera.
En la próxima ocasión, decidió, se suicidaría en verano.


¿Te apetecería escribir la historia que acompañe a esta imagen de la Ola?
Ahora puedes hacerlo.
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Monday, April 11, 2005

FOTOBLOGARIO 0013



La siesta - Foto: Tenebris




Serían las dos de la tarde cuando aparcó su furgoneta, a escasos metros del soleado banco.
Descendió de ella, con la determinación de quien sabe lo que le depara el destino inmediato, que es ciertamente el único pertinente.
Dirigió sus pasos en busca de uno de esos amplios y proletarios muebles que pueblan nuestros parques y, una vez convenientemente repantingado, entrecerró los ojos abandonándose, a tenor de la sonrisa que apareció en su rostro, a alguna feliz ensoñación.
Sabido es que una siestecita, por muy minimalista que sea, bajo el susurro del viento, que se filtra entre las ramas peladas de los tilos, es algo que no tendrá nunca precio.
Y es que - estarán ustedes conmigo - tumbarse, aunque sólo sea un momento, todos los lunes al sol, cuando por fín sus preprimaverales rayos van espantando los rigores del invierno, es, ciertamente, un privilegio más propio de humanos que de dioses.
Llevaría unos diez minutos, acunado por las caricias de nuestro astro, cuando sonó el timbre de su móvil. No era uno de esos politonos de última hornada, ni tan siquiera la remanida macarena, sino uno de esos bips impertinentes, que invaden con su sonido de despertador nuestros mejores momentos.
Con cierto hastío respondió a la llamada. Quiero suponer que desde el trabajo alguien requería sus servicios.
Colgó con un cierto aire de desafío y, tras recuperar el porte, subió a su vehículo, retomando la rutina que a todos nos depara la vida, con la esperanza puesta en que quizás mañana también hará buen tiempo.


¿Te apetecería escribir la historia que acompañe a esta imagen de la Siesta?
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FOTOBLOGARIO 0012



Manos blancas e inocentes - Foto: Tenebris




Esta de hoy no quiere ser una historia más, a la sazón de cuantas van configurando el FOTOBLOGARIO.
No pretendo iniciar con ella el relato de lo que fué y es parte de esa historia triste y brutal que, a veces, nos obligan a vivir a los seres humanos.
Tampoco pretendo, ni tan siquiera por un momento, narrar un cuento cuya finalidad sea la de hacer reflexionar, a quien lo lea, sobre la irracionalidad fanática de un acto tan brutal como el del asesinato a sangre fria de tantos y tantos inocentes - el fundamentalismo es lo que tiene; que solamente deja paso a la reflexión en quienes lo padecen.
Hoy dejaré tan sólo, en estas páginas, un modesto testimonio, que sirva de recordatorio del salvaje atentado que, hace ya un largo año, estremeció nuestras conciencias, quemando para siempre cualquier atisbo de la inocencia que aún pudiese perdurar en nosotros.
Tuvimos suerte, mucha suerte, al evitar la muerte, que unos malditos iluminados tendieron en nuestro camino. Es justo reconocerlo. Otros, desgraciadamente, no la tuvieron y sus recios troncos fueron mutilados por el huracán de odio de una guerra que nunca fue la suya.
Hoy solamente nos queda, a los privilegiados que seguimos vivos, dar testimonio de nuestro dolor y llorar por las ausencias de quienes ya no están con nosotros.
El 11M fue tan sólo el principio de esta historia. El final estoy seguro de que hemos de escribirlo entre todos. Lo escribiremos con nuestras Manos blancas e inocentes, con nuestro temple y ejemplo, con nuestras ganas de vivir libres y sin yugos.
Pero no será en este blog donde se escriba ni narre esa nueva historia. Será en las calles de nuestros pueblos, de nuestras villas y ciudades donde nos enfrentaremos a ellos..
Nosotros tenemos el puedo. A ellos, que lo saben, sólo les queda el miedo. ¡Malditos sean por ello!


¿Te apetecería escribir la historia que acompañe a esta imagen recordatorio del 11 M?
Ahora puedes hacerlo.
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FOTOBLOGARIO 0011



El Lince - Tenebris




Al albur del nuevo día, enfilé el camino que, en palabras de los lugareños, debería conducirme hasta la codiciada pieza; esa que, por su dificultad extrema, aún no había conseguido colgar en mi sala de trofeos.
La noche anterior, limpia ya y recargada convenientemente mi arma, dejé preparado un suculento almuerzo, destinado a aliviar la espera propia del acecho y a recuperar las fuerzas de la, que preveía, dura marcha.
Total que allí me encontraba, excitado y sudoroso, siguiendo lo que consideraba el rastro incuestionable de mi presa.
De repente, llegó hasta mí un sonido cuasi imperceptible; una especie de clik, clak que revelaba su presencia.
Acaricié levemente el tirador de mi arma y, acompañado por el aroma de su reciente paso, apunté cuidadosamente hacia el origen del chasquido.
Allí estaba, vigilante y siempre dispuesto a entablar una dura lucha, un magnífico ejemplar de Lince ibérico.
Sin titubeo alguno, mi dedo se deslizó por el disparador, tirando hacia atrás de la pieza.
Un sólo disparo y la cacería había finalizado con éxito.
Aquí os presento la pieza. ¿Verdad que es un bello ejemplar de Lince?


¿Te apetecería escribir la historia que acompañe a esta imagen del Lince?
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FOTOBLOGARIO 0010



Jilguero en bebedero - Foto: Ramón Navarro Blázquez




Se llamaba Pichichi, aquel macho de jilguero que, tras anclar sus patas en la traidora liga, acabó enjaulado en mis manos.
Fue un domingo, en la plaza Nueva de Bilbao, cuando se consumó la transacción. A mi aita, al parecer, le gustó la valentía con que acudía, pico en ristre y erizadas las plumas, a la defensa de las rejas de su jaula. Aquel rasgo de bravía creo que fue definitivo para procurarle nuestra compañía.
Vivió con nosotros muchos años. Yo achaco su longevidad, principalmente, a los desayunos que le preparábamos a base de yema de huevo y migas de pan, untadas en café con leche. Era digno de ver y, más aún, de oir el modo en como respondía con su canto al trino de la cafetera; al estridente silbido, que anunciaba que en breve humearían, ya dispuestos, los tazones de sopas.
Los años pasaron, inconscientemente raudos, hasta que un funesto día, calvo de plumas y con el ímpetu propio de su estirpe ya perdido, se paró su bravo corazón en medio del estío. Fue mi primera muerte y desde entonces su certidumbre ya nunca me ha abandonado.
Habría otros pero, aunque lo intentaron, no pudieron ser el mismo. La culpa, probablemente, no fue de ellos sino de esa otra certeza que nos grita: ¡pero como duele cuando lo que se pierde nos es tan querido!
Esta mañana, he topado algunos de sus congéneres, cantando y saltando alegremente entre las hierbas del monte. Su recuerdo y su rostro de desafiante pico entreabierto han retornado inmediatamente a mi presente y, aunque sólo haya sido por un instante, he podido oír de nuevo como me regañaba: ¿pero vienen esas sopas o que?


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FOTOBLOGARIO 0009



La gallina - Foto: Tenebris




Tras la reja, encerrada, la gallina picoteaba los granos de maiz, ajena a la decisión que alguien había tomado por ella aquella misma mañana.
La piedra había realizado su cometido y, finalmente, el filo del hacha mostraba su reluciente sonrisa.
Con paso firme, enfilé el camino del corral y fue en el preciso instante en que me disponía a empujar la puerta cuando comprendí que el ojo de la gallina mostraba la certeza del devenir que le esperaba.


¿Te apetecería escribir la historia que acompañe a esta imagen de la Gallina?
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FOTOBLOGARIO 0008



La nevada - Foto: Tenebris




Uno tras otro, los copos de nieve se fueron depositando sobre el contorno de cada objeto. En unos pocos minutos el brillante verde del paisaje dejó paso al más puro y frío de los blancos.
La radio, entre copo y copo, anunciaba "nuestro servicio metereológico informa de un recrudecimiento de las condiciones atmosféricas. Se aconseja a nuestros oyentes no salir de casa si no es estrictamente necesario".
¡A buenas horas mangas verdes!, pensé. Me encontraba en medio de la nada y lo peor de todo es que estaba ¡sin cadenas!


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FOTOBLOGARIO 0007



Sus pasos - Foto: Tenebris




Era a finales del verano. Paseábamos los dos por el muelle de Armintza, un pequeño puerto marinero de Bizkaia. Ella iba y yo venía o quizás fuese al revés. El caso es que nos cruzamos, enfrentando nuestros caminos. Me miró a los ojos y yo, siento decirlo, perdí los míos entre sus piernas.
No pude resitirme y me sorprendí siguiendo su senda y el rojo vuelo de su falda, que acompasaba los pasos de sus veintidos años.
La seguí durante un par de horas. La perseguí hasta el día de hoy, quimera en mi pensamiento, y, ¿quien sabe?, ¿tal vez la conseguí?
No lo recuerdo.


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FOTOBLOGARIO 0006



Sanjuanada - Foto: Tenebris




El fuego, la noche y las ascuas rescoldantes, cual estrellas caídas del cielo. Celebración máxima de un ciclo que se cumple desde el origen de los tiempos.
La excitación del momento que crece a medida que el olor a hierba y madera quemadas trepa y se mezcla con el sudor del baile, que acompaña al grito ancestral del irrintzi.


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FOTOBLOGARIO 0005



Autopsia - Foto: Gunther Von Hagen




Heme aquí, convertido en un pedazo de carne, en un, por decirlo de un modo antonimoparafrásicocortazariano, inerte 62años/ modelo para desarmar.
No tengo recuerdos ni conciencia de cuales han sido los pasos previos que me han encaminado hacia esta fría mesa, donde el ruido de la trepanadora y el filo frío del escalpelo se vuelven progresivamente lacerantes. Lo que sí que, la mano del forense rebuscando en lo más íntimo de mis intestinos, se ha encargado de dejarme claro es que soy un triste modelo para desarmar, un modelo que hubiese preferido, y perdónenme esta última licencia, haber sido un modelo 69 antes que un simple y aburrido 62.


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FOTOBLOGARIO 0004



Gran hermano - Foto: Tenebris




Soy el ojo que nunca guiña. La prolongación cibernética del gran hermano planetario. Siempre vigilante, sea cual sea mi puesto, como buen profesional del control, intento pasar lo más desapercibida posible.
Aquí me tenéis, en esta ocasión, colgada a la salida de uno de esos grandes centros-superficies comerciales, en los que muchos ciudadanos, mayormente respetuosos con la ley y las buenas costumbres, gustan de pasar el ocio de sus gregarios fines de semana.
No te confíes pues aunque no tengas nada que ocultar y mi luz, de tanto en cuanto, derive del verde al rojo, me mantengo siempre alerta, vigilando, por tu bien y el de los tuyos, todos tus movimientos, tus emociones, tus suspiros, tus aspiraciones, tus...
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FOTOBLOGARIO 0003



Dalia - Foto: Tenebris




Hola. Aquí me tenéis. Aterciopelada y viva, soy partidaria del antes muerta que sencilla.
Me llamo Dalia aunque, en realidad, debiera utilizar la grafía Dahlia, pues así fui bautizada en honor de Andreas Dahl, un ilustre botánico, alumno de Linneo.
Nací mexicana y de buena familia - Asteraceae es mi árbol genealógico - pero los españoles raptaron mi fragancia con la poco confesable intención de utilizarme como condumio.
Me establecí en Europa y gracias a los cuidados que me dispensaron los belgas conseguí aumentar e incluso doblar mis flores, llegando a convertirme en la preferida de una reina que dejó su impronta victoriana por medio mundo.


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Sunday, April 10, 2005

FOTOBLOGARIO 0002



Abrazo - Foto: Ana Casas Broda



He aquí uno de los actos más íntimos que pueda realizar el ser humano.
Un simple y sencillo abrazo nos permite abrir la puerta que conduce a lo más íntimo de nuestro ser.


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FOTOBLOGARIO 0001






Este es el retrato equino de un burrito enano (Equus asinus cuasienanus) llamado Amoroso.
Su mayor pasión es la de comportarse como un ser humano.
Hasta tal punto tiene fijación por demostrar dichas cualidades que su mayor disfrute consiste en pastorear a la yeguada con la que convive -marcando de este modo la diferencia con los de su especie.
Amoroso está considerado un gran amante de los placeres que nos concede la vida. Así­, lo mismo le encontrareis intentando comerse la merienda de cuanto niño sube a visitarle que persiguiendo a una preciosa pony torda, que le tiene comido el tarro.
Y es que si algo no es Amoroso, es racista.


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